A propósito de conmemorarse este primero de julio el Dia Internacional del Cooperativismo, me interesa enfocar que en los últimos años, el sector cooperativo ha experimentado un notable avance en la República Dominicana, consolidándose como un modelo de éxito tanto para la economía como para la sociedad.

Las cooperativas, basadas en los principios de solidaridad, democracia y participación activa, han demostrado su capacidad para promover el desarrollo sostenible, impulsar la inclusión social y fortalecer la economía local.

Una de las principales bondades del sector cooperativo radica en su capacidad para generar empleo y fomentar el emprendimiento. Las cooperativas, al estar conformadas por sus propios miembros, brindan oportunidades laborales y permiten a las personas convertirse en protagonistas de su propio desarrollo económico. Además, promueven la creación de empresas y el surgimiento de nuevos emprendimientos, generando un impacto positivo en la generación de riqueza y el crecimiento económico del país.

Otro aspecto destacable del sector cooperativo es su enfoque en la inclusión social y la reducción de las desigualdades. Las cooperativas fomentan la participación activa de sus miembros, independientemente de su origen socioeconómico, género o nivel educativo.

Esto contribuye a empoderar a comunidades y grupos vulnerables, permitiéndoles acceder a servicios financieros, vivienda, educación, salud y otros beneficios que de otra manera les resultarían inalcanzables. El sector cooperativo se convierte así en una herramienta poderosa para construir una sociedad más equitativa y justa.

La dimensión social del sector cooperativo también se refleja en su compromiso con el desarrollo sostenible y la preservación del medio ambiente. Las cooperativas promueven prácticas económicas y productivas responsables, orientadas hacia la protección de los recursos naturales y la mitigación del cambio climático. A través de proyectos y programas, las cooperativas impulsan la agricultura orgánica, la energía renovable, la gestión adecuada de residuos y otras iniciativas que contribuyen a la sostenibilidad ambiental.

Además, el sector cooperativo se caracteriza por su carácter democrático y participativo. Cada miembro de una cooperativa tiene voz y voto en la toma de decisiones, lo que garantiza la transparencia, la rendición de cuentas y la gobernanza democrática. Esta forma de organización promueve la confianza, la solidaridad y el sentido de pertenencia, fortaleciendo la cohesión social y la construcción de capital social en las comunidades.

 

El avance del sector cooperativo en la República Dominicana es un motivo de celebración y un ejemplo inspirador para otros países. Las cooperativas demuestran que es posible conciliar el desarrollo económico con la justicia social y la sostenibilidad ambiental. Su modelo de gestión participativa y su compromiso con el bienestar de sus miembros y comunidades son fundamentales para construir una sociedad más inclusiva, equitativa y próspera.

Sin embargo, es necesario seguir fortaleciendo el sector cooperativo mediante la creación de un marco legal moderno y que favorezca el crecimiento social y económico de su membresía, familia comunidad, el fomento de la educación cooperativa y el acceso a financiamiento adecuado.

Es importante promover la colaboración entre las cooperativas y otros actores del sector público y privado, para potenciar su impacto y contribuir de manera efectiva al desarrollo sostenible del país.

El avance del sector cooperativo en la República Dominicana es una muestra clara de su relevancia y potencial.

Las cooperativas se erigen como un modelo exitoso que promueve la inclusión, la igualdad y la sostenibilidad, y que merece ser reconocido y apoyado. Es momento de valorar y aprovechar las bondades del sector cooperativo para construir un futuro próspero y justo para todos los dominicanos.

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