Rafael Narciso Vargas/ Presidente Cooperativa La Altagracia

La crisis sanitaria, económica y financiera que ha provocado la aparición del SARS-COV2 o COVID19 en nuestro país y el mundo mantiene hacia la baja todos los indicadores de crecimiento económico y puesto al desnudo las debilidades del sistema de salud.

En el terreno económico la desaceleración de la economía (durante los meses enero-junio 2020 la variación interanual procedió del PIB fue -8.5%) mantiene más de un millón y medio de dominicanos que han perdido sus empleos o han sido suspendidos por sus empleadores, los cuales se han acogido a los programas fiscales FASEI, FASEII, Quédate en Casa que continúa el presente gobierno del presidente Luis Abinader para asistir a los sectores más perjudicados y vulnerables.

Las políticas monetarias puesta en marcha por la autoridad monetaria a través del Banco Central llenando de liquidez el sistema financiero reguladas por la Ley 183-02 (Ley Monetaria y Financiera) para asistir a los sectores productivos con tasas pasivas, bajas en interés de estimular su reactivación repercute en una guerra de tasas (reeditadas nueva vez) activas entre los actores del mercado financiero.

La reducción reciente de la Tasa de Política Monetaria en 50 puntos básicos o 0.50% (de 3.50% a 3.00%) presionaron hacia la baja las tasas activas y pasivas ponderadas, apalancadas en un histórico excedente de liquidez de $72,656 millones en agosto, en comparación con los $56,000 millones del mes de julio 2020.

Las empresas cooperativas y solidarias estamos compelidas actuar con inteligencia y resiliencia en el marco de la incertidumbre coyuntural del escenario actual.

Lo primero que debemos hacer es ajustar las expectativas de crecimiento y distribución de excedentes a los asociados, mediante la reestructuración del sistema de tasas activas y pasivas.

En segundo lugar, revisar la estructura de costos por productos para adaptarla a la nueva realidad de este ciclo y en el tercer lugar empoderar al capital humano de una actitud de redoblar los esfuerzos en la prestación de los servicios y colocación de productos existentes y disruptivos, aunque esto demande más esfuerzos y mejor desempeño.

No podemos esperar resultados diferentes, haciendo lo mismo que hacemos en condiciones normales de expansión y crecimiento económico.

La tarea de todos y todas es sostener y preservar las cooperativas como fuente de soluciones colectivas.

Aplicar las estrategias del océano azul en contraposición a la estrategia del océano rojo. En la estrategia del océano rojo las empresas tienen límites definidos, conocidos por todos, al igual que las reglas que rigen el mercado, en su lugar las estrategias del océano azul crean  y captan demandas nuevas, alinean  la actividades con el propósito de lograr difereciacion y costos bajos para tener oportunidad de obtener más ganancia. Romper con la competencia en base a la innovación de valor en utilidad, precio y costos.

La dinámica de hoy requiere que sacrifiquemos las expectativas de mucha rentabilidad por la sostenibilidad. Competir con tasas de interés oportunas, retener los negocios con los socios y acceder a nuevos nichos de socios con capacidad de endeudamiento, sólidas garantías, historial crediticio sano y deseo de emprender junto a nosotros sus proyectos personales, familiares o empresariales.

 

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