SANTIAGO. 67 años son muchos años. Con ese tiempo una persona ya está en su tercera edad, pero para una institución social es mucho tiempo y le confiere el pertenecer al estrecho circulo de las cooperativas con mayor existencia en la Republica Dominicana y al que pertenecen las cooperativas Manoguayabo (la más vieja, Santo Domingo), la San José (San José de las Matas) y la San Miguel (Santiago, Las Charcas)
La Altagracia fue fundada el 3 de Julio de 1952 en la Calle del Sol a esquina calle General Luperón, con el apoyo de la Iglesia Católica (Parroquia La Altagracia), adoptando la línea de ahorro y crédito, para posteriormente hacia el 1985 se cambió hacia servicios múltiples.
El padre Cipriano Fortín en imagen de archivo de Cooperativa La Altagracia Inc.
Era un pequeño grupo de hombres y mujeres que sacaron dinero de los pocos ingresos que tenían parafundar una cooperativa. La iniciativa partía de un sacerdote de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, el padre Cipriano Fortín.
Eran 15 los socios fundadores, un imperceptible capital de RD$3.75 comenzaron las operaciones de ahorro que al cabo de varios meses permitieron el inicio del otorgamiento de préstamos, cuyo primer desembolso fue por RD$20.00.
Se debe tomar en cuenta que la dictadura de Trujillo estaba en sus mejores momentos, ejerciendo un tremendo y opresivo control sobre todas las actividades que congregaran personas fuera de la esfera gubernamental.
El padre Fortín actuaba en función de la Pastoral Social de la Iglesia Católica. Un segundo paso de la Iglesia contribuyera a crear un mejor ambiente para el desarrollo de la Cooperativa estuvo a cargo del padre José Coulombe, MSC, quien funda la Sociedad Caballeros de La Altagracia en 1945, formada por artesanos, comerciantes, profesionales, técnicos y jóvenes entusiastas del sector de Los Pepines, fortaleciendo el tejido social productivo de aquellos años.
Con la llegada del misionero canadiense Jhon Harvey Steele de la Congregación Scarboro, por invitación de monseñor Ricardo Pittini Piussi, y que era el más formado en cooperativismo de cuantos llegaron al país y sacerdote salesiano, vino al país a sembrar la semilla del cooperativismo, fundamentado en su experiencia previa en China y Canadá.
El Padre Steele, quien prefirió ser llamado a Pablo, al final del año 1949 desarrolla varios cursillos de cooperativismo en la Iglesia Nuestra Señora de La Altagracia, que sirvieron de estímulo para que el 3 de julio del año 1952 quedara formalmente constituida la Cooperativa de Ahorros y Créditos Nuestra Señora de La Altagracia, Inc.,
El régimen le concedió el 26 de septiembre 1953, la incorporación firmada por el presidente Héctor Bienvenido Trujillo Molina, mediante el Decreto No.9162, publicado en la Gaceta Oficial No.7609, en cumplimiento de la Ley Sobre Asociaciones Cooperativas No.3431 del 18 de noviembre de 1952.
Más adelante, la Cooperativa La Altagracia se fusiona con la “Cooperativa de Mujeres Nuestra Señora del Perpetuo Socorro’’ y la “Cooperativa de Jóvenes y Caballeros de La Altagracia’’ para mantenerse socialmente más unidos y facilitar más servicios a todos los miembros por efecto del aumento del capital social.
Hoy día, al cabo de todo este tiempo, los resultados obtenidos apuntan con claridad una verdad clara y transparente: “El cooperativismo es solución”.
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