Se respeta la libertad de cada persona. Cada quien es dueño (a) de su propio destino, pero hay que cuidarse en lo individual para cuidar lo colectivo, a su familia, a su comunidad, a la empresa donde ofrece servicios, si aún conserva el empleo.
Es una locura que todavía hay personas que entienden la magnitud de impacto de la pandemia a la salud y a la economía; y que dentro del manejo de su libertad no adoptan control y prevención del riesgo en beneficio propio y de otros.
Hay personas en bebentinas y esquinas aglomeradas, visitando plazas, colmadones, tiendas, playas, en ríos, en piscinas, celebrando cumpleaños de vecinos (as) y amigos (as), en mortuorios masivos sin distanciamiento social ni personal; adquiriendo comidas por delivery, etc. Ponga sus propios límites, preservando su vida se conserva la ajena.
El contagio por Coronavirus aumenta por carencia de autodisciplina. Cada quien debe poner de su parte.
Proteger a nuestros adultos mayores, manteniendo distanciamiento inteligente con niños, niñas y adolescentes.
Estamos en estado de alta emergencia no pronunciada. El luto por muerte ya ha tocado de cerca, aunque sea de persona conocida o amiga.
Todos estos afanes de hacer hasta fiestas, reuniones en casas o esquinas, son peligrosos y llevan a asumir con responsabilidad la misión de mitigar riesgos con conciencia de lo que está pasando.
La meta no es infundir temor. Es tener control para evitar dañarte a ti mismo y dañar al otro, afectándote o infectando a otros.
Rompe la cadena del miedo controlándote y absteniéndote de la prepotente conducta que se deriva de la ignorancia y de la irresponsabilidad para entender y comprender que cada quien es artífice de su propia seguridad en salubridad.
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