El presidente en funciones del Consejo Nacional de Cooperativa ha emitido un estratégico llamado al sector para impulsar la sustentabilidad en favor de la bioeconomía solidaria.
El mensaje del licenciado Jorge Eligio Méndez Pérez, dice:
“Las Cooperativas además de ser escuela de democracia y regentes principales de políticas de sostenibilidad social y económica constituyen instituciones de alto índice de desarrollo integral medioambiental.
Ante la pérdida estrepitosa de empleos y la caída alarmante de la microempresarialidad por efecto del COVID-19 es la oportunidad que tiene el nuevo Gobierno para en Alianzas Público-Privada con las Cooperativas regenerar nuevo modelo de desarrollo local para reactivar emprendimiento responsable con diseño de estrategias inclusivas con sostenibilidad ambiental.
Las Cooperativas son empresas exitosas socialmente y rentables en lo económico y medioambiental, por lo que constituye un primer eslabón ético para aprovechar a asociados (as) emprendedores (as) y microempresarios (as) para conectar con la bioeconomía valorando “arraigo cultural, gastronómico, paisajístico, social y medioambiental”; con lo que se genera riqueza, empleos y estructuras dinámicas para reducir fuentes de criminalidad e inseguridad ciudadana; pues se incorpora a la familia a la vida productiva, a la “diversificación económica” y al “bienestar social del núcleo familiar”.
La inestabilidad de precios en el mercado en productos básicos de la canasta familiar está generando stress inusitado en familias vulnerables, de escasos recursos e ingresos limitados, por lo que la brecha de pobreza podría crecer en medio de la pandemia del COVID-19 y con ello brotes de otras enfermedades endémicas asociadas; por lo que hay potencializar con urgencia la bioeconomía como valor agregado de seguridad alimentaria en la cadena de valor de un entorno agitado.
Urge la necesidad de implementar un nuevo modelo económico de asertividad productiva y de optimización de estructuras primarias que vendría, incluso, a “mejorar la eficiencia técnica y económica hasta del uso de la energía y del agua” y contribuir a la “reducción del impacto ambiental”.
Los indicadores asociados a las tres dimensiones de la sostenibilidad (económica, social y ambiental) revelan la regresión al análisis de la eficiencia, a identificar cultivo de productos agrícolas de ciclo corto, sin descuidar otros renglones determinantes para el mercado de exportación; pero hay que visualizar procesos de sostenibilidad que reviva la economía solidaria”.
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